Del libro "El Décimo Sueño"
Cuando me amaste, el mundo
interrumpió su giro,
tu abrazo de amor
me elevó hasta los cielos;
los ríos, las montañas
cesaron de oprimir mi pecho,
las manos, los sentidos,
las sienes liberaron.
Pude entonces recién,
cobijada en el viento,
cogida de sus alas
sondear espacios nuevos,
permitir la mirada
de las nubes dispersas,
del espejo del agua
coger sus transparencias
y que el sol se enredara
en la piel de mi cuerpo
para fundir en mí
el calor de su fuego.
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